Ángeles del Mar
Los Ángeles


Cuando el primer rayo de luna llega a rozar la superficie del mar, ésta se quiebra como un precioso cristal formando pequeñas astillas luminosas. El mar, que desde la época de las antiguas nieblas tan sólo conocía la oscuridad, ahora podía brillar rodeado por una líquida luz plateada. Los vientos soplaron con fuerza para arrastrar los últimos vestigios de niebla que tapaban el cielo, y por primera vez el mar miró las estrellas y a través de ellas volvió a ver los ojos del Gran Todo que había creado todas las cosas, y su corazón se llenó de alegría. La estela luminosa de los rayos de luna se posaba sobre el agua como un camino que parecía unir los confines extremos del mar, en el punto en el que éste se desliza entre los brazos del cielo. Y desde allí, vacilando entre la espuma de las olas, llegaron los ángeles del mar cargados con las maravillas que el Creador había confiado a sus cuidados. Y de esta forma, los ángeles las depositaron en las profundidades de esa gran agua, que se pobló de magníficas criaturas de mil formas y colores. Así empezó la vida en el mar, y Dios confió a esta agua la tarea de custodiar la minoría de ese origen.


           Los antiguos  marineros  confiaban en los  "Ángeles del mar" ,  les llamaban  "Espíritus del mar"  y les confiaban sus plegarias. Actualmente, sus tareas consisten en ayudar a tener confianza a todos aquellos seres humanos que con frecuencia viajan perdidos en la tempestad.


              Cuando al mirar al mar nos sentimos transportados muy lejos, sintiendo nacer en nosotros una sensación de libertad, y cuando mecidos por el sonido de las olas dejamos vagar nuestros pensamientos… el Ángel del mar susurra en nuestros oídos palabras dulces y consoladoras.