Un manantial de agua viva baja de la montaña. Un manantial que es vuestro; vosotros le habéis creado; existe en lo más interno de vuestro interior. Es un reflejo de lo que representáis, de lo que estáis viviendo.
Sois agua viva. Sois luz de Luz. Sois amor, porque sois parte de Dios. Sois fuego y en el fuego penetráis. Fuego que no quema, fuego que da fuerza.
El agua de la vida fluye con más fuerza a este mundo. Quien viva del agua de la vida estará extrayendo del Manantial de la Verdad Eterna, porque habrá regresado al origen del Manantial de todo lo que Es.
Nunca más tendrá sed ni habrá ocasión en que algo le falte pues tendrá lo que necesita y aún más.
Los que están en el Espíritu de la Verdad son ellos mismos el Espíritu de la Verdad. Dan y dan y nunca se secarán porque el Espíritu de Dios que obra a través de ellos es Fuerza Eternamente Fluente. El origen del Manantial y el Manantial mismo. “La Verdad”.
Comprendedme hermanos míos: “Yo Soy el Agua de la Vida”. Quien haga que Mi Vida sea su vida, vivirá en Mí el Agua de la Vida. Será un pozo de la Sabiduría viva del que fluirá sin cesar el Agua de la Vida. Sólo entonces podrá ofrecer al mundo la verdadera y refrescante bebida del Agua de Vida.
No buscaréis en adelante la verdad porque la Verdad ya la poseéis: “el Yo Soy”. Ya no tendréis sed, pues beberéis del Manantial Eterno de la Verdad. Quien reciba el Agua de la Vida no andará en la corriente del viejo tiempo pecaminoso; remará contra ella a base de no fomentar más lo humano, sino eliminándolo por la fuerza del Amor. Así encontrará en sí mismo la Eternidad, la Vida, la Verdad, el Manantial Primario: ¡Dios!
De esta manera se formará paulatinamente el tiempo de Luz y un género humano en Mí. Los hombres que edificarán y mantendrán “el Reino de Paz” se mantendrán en él, porque ellos mismos serán recibidos.