Terremoto en Japón 

 

- ¡Ayudadnos!... ¡ayudadnos!... ¡ayudadnos por favor, ayudadnos!...

.- ¿Qué quieres hermana? Espera un momentito. Somos aquí un grupo de hermanos que os queremos ayudar, y cualquiera de ellos que os quiera hablar…que así sea.

- ¡Ayudadnos por favor, ayudadnos! ¡estamos aprisionados! ¿Nos oye alguien?...

.- ¡Sí hermana sí, te estamos escuchando! ¡pon atención a todos los que están alrededor tuyo que vamos a ir a por vosotros! ¡traemos unas ambulancias grandes para que todos entréis en ellas! ¡llama a todos los que están alrededor tuyo hermana!...

- Somos muchos y no vamos a caber…

.- ¡Sí vais a caber…son muchas barcas también las que vienen aquí a buscaros! en nombre de nuestro Señor Jesucristo, os llevaremos a todos al Monte del Amor y allí todos vais a ser recogidos!

- ¡Ay Dios Mío!... ¡somos muchos!...¡muchos!....¡ay cuántos niños…! andamos todos aprisionados…

.- Ten paz y tranquilidad en tu corazón y no os preocupéis, que todos vais a ser salvados. Mirad hermanos que ninguno de vosotros está en olvido por el Padre y por eso estamos aquí, porque vienen las ayudas del cielo para que todos seáis recogidos, para que salgáis de ese trance en el que os encontráis y podáis encontrar una vida mejor.

- ¡Menos mal que os puedo haber encontrado! ¡si supierais….yo creo que soy la única que miro a mi alrededor y estoy con vida!....eso creo. Estamos todos aprisionados.

¡Hay cuerpos sobre cuerpos!... ¡cuerpos sobre cuerpos!... ¡cuántos niños…hay!...

.- No temáis hermanos. Mirad; tenéis que comprender que la vida en la materia la habéis dejado, que vuestros cuerpos han quedado ahí, tumbados en la tierra, pero que no importa, porque vuestra alma es eterna, vuestra alma no puede morir. ¡Seguís viviendo como te estás dando cuenta! Si estáis aquí, es para que comprendáis que la muerte no existe y que vuestras almas pueden seguir caminando en la luz y en el amor. Por eso te decimos en estos momentos que llames a todos aquellos que están contigo y diles, que no importa que sus cuerpos hayan muerto, porque vuestras almas siguen viviendo y que vienen los ángeles del cielo para acompañaros a un lugar mejor.

.- Parece que me voy calmando un poquito, siento más tranquilidad… me llamo Thai Yin y tengo 27 años. Soy profesora de una escuela... y todos mis niños… están debajo de mí... ¡Mis niños!… ¡todos mis niños!.... (llora)

.- Pues ahora, tienes que tener la fortaleza de poder ayudarles, de hacerles comprender que la vida continúa y que tenéis que partir a un lugar mejor donde la luz os ilumine y os guie a un nuevo mundo de paz y de armonía. ¡Llámales a todos para que vengan contigo… porque como te decía antes, aunque vuestros cuerpos hayan perecido en la catástrofe, vuestras almas siguen viviendo! ¡La vida no termina, porque somos hijos de Dios!... ¡somos hijos de Dios… y Dios no olvida a ninguno de sus hijos, sino que todos pertenecemos a su eterno amor! ¡llámales a todos…para que vengáis a emprender ese nuevo camino hacia un mundo mejor!

- Parece que se levantan del suelo…. ¡Qué raro! El caso es que está el cuerpo debajo de mí…..y veo toda mi escuela. Cuatro clases había…y son treinta niños los que hay en la clase, y está todo tapado con el barro! ¡Pero mira…mira…mira como corretean…salen de sus cuerpecitos!; ¡pero es verdad que hay una ambulancia muy grande!... ¡yo no había visto nunca una ambulancia tan grande!...hay una puerta en el lado, en un lateral y van los niños pasando!.... ¡umm! y corretean como si estuvieran jugando… ¡qué alegría!

.- Pues subid todos a esa ambulancia, que es sólo un transporte que os llevará a un mundo de luz y de amor, donde ahí, ya no hay sufrimientos ni dolores, sino que sólo encontraréis hermosura y paz.

- Gracias hermanos; ¡todos los niños se han podido meter, y aún…caben muchos más. ¿Os importa que me pudiera quedar aquí para recoger a más personas?

.- Claro que no, quédate, porque son muchos los que han caído en este terremoto que ha ocurrido, en el cual las aguas se han llevado a muchos hermanos nuestros que han quedado caídos en el suelo. Será muy buena labor si a todos les recoges. Llámales a todos para que vengan contigo y les lleves a un puesto de salvación.

- ¡Gracias amigos, gracias…porque ya no veo barro,…ya veo flores…y van llegando a mí niños, mayores… ¿Y qué he hecho yo?... ¡Que he hecho yo para que vengan a mi? si yo estaba en una humilde aula, con mis treinta niños, todos chiquitines...no tenían más de cuatro añitos, ¡Umm! y ¿Sabéis como son?….tan traviesos…. ¡Ya no estoy triste, porque esta ambulancia les ha recogido…y se ven alegres….ya no están tristes!... ¡Mira, mira están haciendo una fila para entrar en la ambulancia!...pasar…pasar, cabéis todos…pasar…

- ¡Gracias…gracias…gracias…!

- No quiero que me deis las gracias, me voy a cansar… (En Japón, es costumbre inclinarse para dar las gracias). Dicen que me suba ya a la ambulancia. Me despido hermanos, muchas gracias.

.- Llévate nuestro amor contigo, en esa bella labor que has hecho de recoger a tantos caídos. Así sea.