Incinerados del Mundo

 

- ¡Uf…. qué calor tengo! ¡Cómo puede hacer tanto calor aquí… me falta la respiración!... ¿Hay alguien que me pueda escuchar?

.- ¿Dónde os encontráis hermanos? ¿En qué podemos ayudaros?

- Esto es como una caja y está todo muy oscuro. Me falta la respiración.

.- Ten tranquilidad y sosiego. Tranquilízate y eleva tu pensamiento a Dios nuestro Padre, que Él te dará la energía y la fuerza para que te sientas tranquilo y a gusto en tu caminar.

- ¡Qué calor!... ¡qué calor!... ¡estoy asustado porque… está todo esto muy oscuro!

.-Mirar hermanos, os han traído aquí para que comprendáis cuál es vuestra situación, para que comprendáis que aunque hayáis dejado ya la vida en la tierra, el alma sigue viviendo, el alma es eterna, el alma no muere jamás porque es del Padre y lo que tenéis que comprender es vuestra nueva situación para pedir ayuda a los cielos, a Dios-Padre para que os llegue esa luz en la que podáis divisar un nuevo camino de paz.

- Aquí no hay ninguna luz, todo está muy oscuro… muy oscuro… no se ve nada.

.- Porque es tu propio pensamiento el que atrae esa oscuridad; por eso debes tranquilizarte, debes tener paz en tu interior y debes pedir ayuda a Aquél que te la puede dar. A los cielos infinitos que se vuelcan hacia el que lo necesita. Párate por un momento a pensar en tu propio interior; mírate a ti mismo y recapacita cuáles han sido tus hechos, qué es lo que hiciste en el pasado. Haz un repaso de cuál fue tu vida…

- ¡Humo!... ¡humo!... ¡huy qué humo!... (el hermano tose, tose mucho) ¡no me deja respirar!…

.- Os están presentando hermano, en estos momentos, los últimos hechos de lo que fueron vuestras vidas, quizá perecisteis bajo la asfixia de esos incendios, pero es el momento de que os deis cuenta y comprendáis que esa vida ya terminó y que una nueva vida se presenta ante vosotros; una nueva vida de paz y de armonía. Sólo habéis de comprender que sois almas de Dios y que las almas nada necesitan porque el Padre todo se lo da.

- Estamos todos metidos en un horno. ¡Uf… qué calor!... ¡qué calor, pero todo está oscuro y hay humo, mucho humo!... ¡mucho humo!

.- Mirad hermanos, escuchad por un momento. Unamos todos nuestro pensamiento y elevemos una plegaria a Dios-Padre en nombre de Cristo nuestro Señor. Unámonos todos en suplicar ayuda para que desaparezcan esos humos y esos calores y os llegue un rayo de luz nueva, limpia y clara, en que vuestras almas comprendan que ya es la hora del cambio, que es la hora de encontrar un nuevo camino de armonía y de paz. Uniros a nosotros en esta súplica que en estos momentos realizamos a Dios-Padre en nombre de Cristo y le decimos: “Padre nuestro, en el nombre de Cristo te suplicamos por estos hermanos nuestros que se encuentran sumidos en el dolor, en esas oscuridades, en esos fuegos. ¡Apiádate de ellos, Padre!, ¡mándales un Rayo de tu Luz, para que comprendan que la muerte no existe!... ¡que la vida continua!... ¡que la vida es eterna y les espera un paraíso de luz y de amor! ¡Apiádate de ellos Padre nuestro para que comprendan su situación y se eleven hacia un cielo de amor, dejando atrás esos padecimientos!”.

Uniros hermanos a esta súplica. Pidamos humildemente perdón a Dios-Padre, pidamos ayuda con todo el corazón y veréis como seréis atendidos, y una brisa de aire fresco llegará hasta vuestro ser.

- Gritos y lamentos, oigo desde hace muchos tiempos; lamentos… de no sé quiénes son, sólo sé que estamos en una oscuridad con mucho calor, y con mucho humo. Si al menos esto fuera algún sitio que nos pudieran abrir la puerta y poder respirar…

.- ¡Pues pedirlo hermanos míos!, pero pedirlo con humildad y con amor. Pedirlo con el amor en el corazón. Con vuestro sentimiento fuerte y potente rogar a Dios-Padre. (El hermano tose). Elevar vuestro corazón al Padre. Pedirle humildemente perdón. Pedirle ayuda con el sentimiento en vuestro corazón, para que queden atrás esas situaciones pasadas y salga ese viento fresco que os llegue a aliviar.

- Espera. Parece que algo se abre, porque oigo el crujir… de un cierre. Han abierto una puerta, una puerta pequeña. Yo me pregunto, si mi cuerpo puede salir por ella…pero no. Veo que no tengo cuerpo. Mi cuerpo se difumina… como si fuera… no sé… como humo… mi cuerpo se alarga… se ensancha… se encoge… ¡Qué raro!, es... ¡Como si fuera humo…!

.- Tu ser ya es energía. ¡En ti mismo llevas la Luz de Dios! Luego ¡Claro que puedes salir por esa puerta!, que no importa lo grande o lo pequeña que sea, que lo que importa, es lo grande que sea tu corazón para sentir ese amor, que será el que te abrirá todas las puertas por las que podáis salir todos los que en esta situación os encontráis.

- ¡Sí… espera!... viene una persona… una persona vestida de blanco, con una túnica blanca y me dice que le acompañe. ¡Y hay más!... ¡Qué es esto?... son como hornos… ¡Hornos grandes y pequeños!… y me dice, que vaya abriendo las puertas. ¡Sí, las voy a abrir!… y la abro. ¡Huy!… ¡Cuánta gente sale!... salen como yo… como si fueran humo. Sólo que la cabeza… ¡Espera que hay más!... ¡muchas más!… ¿Cómo lo voy a hacer yo solo, si hay miles y miles de hornos?... ¿Cómo lo voy a hacer yo solo?...

.- ¡Sí puedes hacerlo!, pide ayuda que verás cómo puedes hacerlo.

- Se oyen gritos y lamentos… ¡Así me duele la cabeza!... ¿Cómo no me va a doler la cabeza, de estar oyendo siempre los quejidos y los lloros?... ¡Ya salen… cientos… miles!… ¿Por qué nos habrán quemado? ¡Qué raro es esto!... y no sabemos por qué. Este señor se acerca a mí. Me está diciendo, que somos los incinerados del mundo, aquellos que no salieron antes de su cuerpo, espíritus que nos aferramos al cuerpo y no salimos antes de que nuestro cuerpo se pudiera quemar… y nos quedamos, metidos en estos hornos, sin poder salir.


.- Quedasteis atrapados en esos hornos, pero ya es el momento de que podáis salir! Las puertas se os abren para vosotros, ¡Para que retoméis ese tiempo perdido y podáis salir a la luz y al amor!

- ¡Me ciega la luz!… ¡me ciega la luz!… (el hermano se tapa los ojos con una mano). ¡Qué luz tan fuerte!... nos ponen algo en los ojos, para que no nos pueda dañar, de haber estado tanto tiempo en la oscuridad.

.- Estar contentos y felices, porque ya os ha llegado la hora de salir de esa oscuridad. Ya os ha llegado el momento de continuar vuestro progreso en las esferas de la luz. Veréis qué pronto se adapta vuestra vista a esa nueva luz, y veréis qué hermosuras podréis ver que regocijarán vuestro corazón.

- Estamos sucios… estamos negros… ¿Nos tendrán que lavar? ¡Como si trabajáramos con el hollín de las chimeneas!… ¡Qué feos debemos de estar!..., sólo nuestra presencia podría asustar, viendo tanta claridad y tanta blancura de estos seres que están llegando a nuestro lado. ¡Espera!... ¡espera!... de esos seres… alrededor, sale una luz…¡Mira!…¡mira!..., se va acercando a nosotros… y nos va limpiando…¡Huy!...mira…mira… si parecemos otro con la cara lavada… ¡Ah!…¡hasta podemos decir que somos guapos!..., ¡esto es otra cosa ya!... y nos dan agua de beber, con unos cántaros que llevan en la mano, y nos dicen… que es para limpiar nuestro interior, que también está lleno de negrura…

¡Gracias!… ¡gracias por esta agua!..., así se nos puede quitar la tos. ¡Ya me dolía hasta la garganta de tanto toser!

Nos dicen, que nos van a acompañar. Que nos llevarán a algún lugar, para podernos limpiar mejor.

Os damos las gracias, por habernos podido ayudar.

.- Que nuestro amor nos acompañe, y acudid, id con nuestros hermanos de la luz, porque seguro que os llevarán a sitios donde podréis estar felices y contentos.

- Allí nos encontraremos… nos encontraremos… algún día, y nos podremos saludar de nuevo. ¡Gracias!