Dando Luz a esclavos de antaño

  

     - Nos has hecho esperar un buen rato, pero no importa; llevamos muchos tiempos esperando. Como ves, yo no soy el que estoy encadenado a un grillete. Estos pobres diablos… ¡Estaros quietos ya! Menos mal que con el látigo… si no fuera por el látigo… ¡Pobres desgraciados!, si no fuera por mí que los llevo a todos en línea… ¡A todos en línea los llevo!

Desgraciados. Les das un cacho de pan y encima levantan la cabeza. Yo no sé quién ha dicho que vengamos para acá si los tenía tan organizados a todos, pero alguien ha dicho que viniéramos aquí, que nos ibais a hablar.

.- Las palabras que habéis oído, eran palabras para vuestra preparación, para que veáis que hay una armonía mucho más allá de vuestra vida actual. Que el amor existe y está alrededor de vosotros y en vuestro propio interior, y es el momento de que emprendáis unos nuevos caminos, con unas nuevas miras diferentes de las que habéis llevado hasta la actualidad.

- A nosotros, lo único que nos han enseñado es a trabajar, y a mí a mandar. A estos pobres desgraciados, de niños los vendían para meterlos en los barcos y lo único que tenían que hacer era remar, remar y remar.

.- Pero hay otras cosas además de trabajar, que es el saber. El saber que venís caminando desde tiempos inconmensurables, donde todos hemos nacido de nuestro Padre Creador; de saber que todos somos iguales y que todos debemos de amarnos los unos a los otros porque así es como nos ama Dios. Para Él no hay diferencias de amos ni de esclavos, que todos somos hijos de su Amor, y ese Amor es el que debemos de llevar hacia adelante. Y ahí estás tú, como dirigente de esos hermanos, para hacerles comprender que es el momento de cambiar a una nueva forma de actuar, diferente de la que llevabais en la actualidad.

- ¿De qué Dios hablas? Aquí donde estamos no hay ningún dios. Aquí el que manda soy yo.

.- Hablo del Dios que ha creado tu alma, porque has de saber que no sólo sois cuerpos que nacen y que mueren; que hay algo más importante que va en cada uno de nosotros, que es la chispa divina de nuestro propio interior, y esa chispa, que es energía, la ha creado nuestro Padre Dios.

- Aquí lo único que se necesitaba en este trabajo es que fueras forzudo, que tuvieras un gran cuerpo para poder aguantar las marchas de los barcos continuamente. Yo, en mis tiempos, fui remero también, pero gané mi posición, porque estos esclavos… ¡Ya ves qué cuerpo tienen, nada más que pellejos! Así se han quedado de remar tanto, de remar, remar y remar.

.- Muchos tiempos habéis llevado atados a esos barcos y esos remos, y eso se ha quedado grabado en vuestro mental. Pero tenéis que daros cuenta de que esos tiempos pasaron; de que esas vidas ya terminaron y ahora el que habla es tu espíritu inmortal, ese espíritu que no muere ni perece nunca porque es energía divina que a todos nos puede alentar. Y es necesario que hoy comprendas que aquello ya pasó, que fue una etapa de tu experiencia en tus existencias y que ya terminaron y es hora de que emprendas un nuevo camino, tanto tú como todos los que te rodean, para vivir una nueva vida mucho más hermosa y más bella de la que hasta ahora pudiste vivir.

- Nuestra vida fue oscura. Corazón… ¡Solamente el que sacábamos del pecho! Aquí no había sentimientos, sino guerras y batallas, porque así era lo que nos enseñaban cuando éramos pequeños. Cuando veían que éramos fuertes, ya nos desquitaban de nuestras madres y nos llevaban directamente al barco, y ese fue nuestro crecimiento, en el barco aguantando latigazos, latigazos y latigazos. Pero yo no soy como éstos, estos pobres diablos aquí atados a grilletes… ¡Míralos! No pueden ni andar, encadenados a los pies… y en el cuello también ¿Eh?

.- Fueron aquellos tiempos muy duros y difíciles, pero hoy ya son tiempos diferentes. Has de pensar por un momento que de esos acontecimientos que hablas, han pasado ya muchos siglos, han pasado muchos tiempos en los que ya vuestros cuerpos quedaron, pero vuestras almas han seguido viviendo. Y es necesario que hoy comprendas que aquello ya quedó atrás; que pidas ayuda a ese Dios del que te hablo para que os ilumine y veáis la verdad.

- El caso es que a veces… ¡Me dan pena estos pobres diablos…! Porque yo un día también fui como ellos. Pero no hablan, nada más que gimen y gimen, y me han dicho que les traiga aquí. ¡Mira qué larga es la cadena!, ¡No tiene fin!... ¡Pobres diablos…!

Y ¿Quiénes sois vosotros que habéis venido a hablar conmigo?

.- Somos hermanos vuestros que vivimos en la luz y queremos llevaros esa luz a vosotros para que emprendáis ese nuevo camino del que te hablo, donde la armonía puede reinar, donde os liberéis de las cadenas y las dejéis atrás. Os liberéis de esos barcos que no hacían más que torturaros en la guerra y en la destrucción, y os vayáis a otros barcos diferentes donde reine la paz y la armonía.

- No puedo ver claridad. Todo está oscuro y sucio. ¡Mira nuestras vestimentas! –por decir algo-. Son trapajos viejos y rotos, llenos de mugre. ¡Qué mal huelen estos pobres diablos!, aunque mirándome bien… ¡Yo tampoco estoy bien! ¡Estoy sucio! ¡Mira qué pelos enmarañados!

.- Pues es el momento de que te apiades de todos esos hermanos que van contigo, ¡De todos esos que están encadenados! Deja que surja de tu corazón ese amor por ellos y verás que a partir de ese amor, surgirá la luz que os iluminará en el camino y podréis ver ese nuevo amanecer de un nuevo camino mucho más hermoso y bello que el que lleváis hasta hoy.

¡Llámales a todos ellos! ¡Quítales los grilletes, que puedes hacerlo! Y todos juntos, ya unidos, elevar una plegaria a Dios pidiéndole perdón por los errores y pidiéndole luz que os ilumine en el camino, y veréis cómo aparecerá esa luz y os guiará hacia el nuevo destino.

- Sí, hay aquí luces, pero no tienen forma. Son luces redondeadas que llegan a los grilletes de los cuellos y ¡Se abren!... ¡Qué cosa más rara…! Creo que me da miedo.

.- ¡No te dé miedo!, ¡No te dé miedo, que son los seres de luz que vienen a ayudaros! ¡Son los Ángeles del cielo que vienen a colaborar con vosotros para que dejéis ya atrás ese pasado tan duro! ¡Únete a ellos con tu pensamiento!, ¡Pide que te llegue también a ti esa luz, para que comprendas en la situación en la que estáis y que se abran esos grilletes y por fin salgáis todos juntos!, tú dirigiendo a todos esos que están contigo para que ninguno quede parado y todos podáis caminar en esa luz.

- Sí, pero… si los dejara sueltos… ¡Tantas veces como les he dado con el látigo…! ¡Me pueden hacer algo!

.- No te lo harán. Tú háblales y diles: “Hermanos queridos, ¡Perdonadme por el pasado en el que yo estaba equivocado!, pero ahora son otros momentos diferentes en los que vienen a ayudarnos y yo soy el primero que quiere ayudaros a todos. ¡Veníos conmigo y vayamos todos unidos en pos de esa luz que llega para buscarnos! ¡Veníos todos para alcanzar la paz que tanto anhelamos!”.

- ¡Mira, mira, mira qué cosa más rara…! Viene alguien… con luz, con ropa clara. ¡Me deslumbra!, ¡Me deslumbra la luz!

¡Oh...! ¡Me está lavando!, no creía que pudiera ser así, ¡Si miedo me daba de verme! Yo a veces me miraba en el acero de la espada y me veía sucio. Esta persona me está lavando y mi suciedad se va quitando. Me está dando ropas limpias… y a todos los demás también. ¡Mira, mira, les están lavando! Están viniendo muchos seres, o… ¿Quiénes son estas gentes que están viniendo a lavarnos la cara?

.- Vienen a ayudaros. Vienen a sacaros de esas oscuridades. Vienen a que os encontréis a vosotros mismos tal y como sois: ¡Chispas divinas de luz!

Dejaros guiar por ellos y dar gracias con vuestro corazón, ya que eso os ayudará a que se abra más la luz en vuestra mente y podáis comprender vuestra situación.

- Me ha dicho uno, que “Los tiempos van cambiando; que ya los barcos no llevan esclavos; que venimos de unos tiempos muy lejanos donde la humanidad estaba más perdida y la ignorancia de las gentes les hacían ser salvajes”.

Siento algo dentro de mí que no había sentido nunca. Mira… mira… están todos limpios, y ya no les puedo llamar diablos… ¿Qué es lo que siento que no conozco?... ¿Por qué me vienen estas ideas que no comprendo?

.- Sientes el amor y la alegría de darse cuenta de que no todo es dureza y dolor. Que hay otras cosas mucho más hermosas y más bellas, y llenan de regocijo tu corazón. Y ves ya a aquellos pobres diablos, como les llamabas, como hermanos tuyos, ¡Que son igual que tú eres, todos almas que caminamos en pos de Dios! Abre pues tu corazón y entrégate a esos hermanos y a aquellos que vienen a buscaros, para seguirles, seguirles hacia un nuevo camino de luz y esplendor.

- Perdonar, perdonar todo el daño que os he podido hacer. Las circunstancias me han obligado a ello por la ignorancia de las gentes. Yo no comprendía que podía existir otro mundo del que ahora estamos, porque antes no había luz. Estábamos en tinieblas, y ahora esta luz nos ha hecho comprender cuántos tiempos perdidos en la oscuridad por haber hecho tanto mal por la ignorancia. ¡Perdonadme!, no volverá a pasar más.

.- No temas, que serás perdonado. No temas, porque la luz a todos os cubrirá. No temas, porque siempre hay una oportunidad para aquel que se equivoca, para emprender un nuevo camino hacia la luz y la verdad.

- Doy gracias a todas estas personas que han venido a darnos esa luz que nos ha hecho comprender que no estaba bien la vida que llevábamos.

Ya no quiero ser fuerte. Me siento bien como estoy ahora. ¡Ayudadme por favor! ¡Ayudadnos!

.- Ayudados seréis todos, no tengáis temor, que desde los cielos llegan hermanos de luz para conduciros a un nuevo lugar donde emprenderéis un nuevo rumbo; donde reine el amor.

- ¡Sí, sí, ahí vienen!, ¡Ahí vienen!, pero… ¿Nos llevan en barcos otra vez?

.- Pero estos son barcos diferentes, son barcas de luz donde el amor reina dentro de ellas y donde os llevarán a un puerto diferente donde la paz os llenará por completo.

- Y ¿Tendremos que remar nosotros?

.- No tendréis que remar, porque son barcas movidas por el amor, por una energía más allá de vuestros conocimientos, pero que pronto comprenderéis; en donde veréis que solamente el amor ya hace que se muevan las barcas y vayan a un lugar hermoso y bello donde la armonía os llegará.

- Eso es lo que estamos viendo. ¡Nos están haciendo sentarnos!... hay como una especie de bancadas y el barco va solo… ¡Oh!... ¡Gracias!... ¡Gracias!...

.- Que el amor os acompañe a todos en ese nuevo camino de alegría, de armonía y de paz.