- Me duele la cabeza.
.- ¿Qué te ocurre hermano?
- ¡Ay… me duele mucho la cabeza!... ¡Qué palo me han podido dar!... y se ríen todos los que están a mi lado, pero como ves, la cabeza mía la han podido abrir, ¡De un buen palo!, y por haber entrado a un huerto que no era mío. Simplemente porque tenía hambre y entré al huerto para coger una fruta, y ¡Allá que llegó!; y vino cargado con un palo. Umm, ¡Y sé que es de risa!, pero... no es de ninguna risa ¡La cabeza me han podido abrir!
.- Pues no te preocupes hermano, porque si efectivamente recibiste ese golpe, como puedes ver, la vida continúa y aunque hayas dejado la materia en este mundo, tu alma sigue viviendo porque tu alma pertenece al cielo espiritual. Luego no temas, porque unos nuevos caminos has de emprender en tu avanzar.
- Hay muchos que vienen conmigo, y casi yo soy el que mejor está. Vienen asustados; algunos con mucha rabia porque vienen obligados. Todos han podido tener un accidente, pero me han nombrado a mí… porque se ríen. Unos dicen: “Vaya tonto, que por coger una fruta, tu cabeza han abierto”, pero otros dicen: “Yo sé que tenía buen corazón”. Y los demás, vienen con una negrura… ¡Madre mía!, susto me dan. Yo no sé cómo me acerco a ellos, pero me han puesto aquí de cabecilla unos que vinieron y me dijeron: “Espera aquí”, y fueron trayendo a esta gente…que miedo me dan.
.- Pues si te han puesto a ti de cabecilla, es porque tú estás preparado para comprender vuestra situación actual. Para comprender que todos ya habéis dejado el cuerpo; que la materia en la tierra pudo quedar; para comprender que la muerte no existe porque el alma continúa en su vivir y es hora de que reconozcáis todos vuestra situación para emprender un nuevo camino donde la luz a todos os pueda embargar.
- Me dan escalofríos de ver tanta negrura… de los cuerpos de la gente que tengo detrás… ¡Qué mala vibración me dan!... y porque me han dicho que espere aquí, sino… ¡Corriendo me iba!
.- No te preocupes, que fuerzas te llegarán de los cielos; de los ángeles del Señor que te están rodeando en estos instantes para a todos poderos ayudar. Yo te digo en estos momentos que llames a todos estos hermanos que te rodean, y diles que pongan su pensamiento en Dios; que abran su corazón por un momento para que les llegue la luz y comprendan que son hijos del cielo y que les espera un hogar donde la dulzura les podrá rodear; donde podrán dejar atrás los miedos, las angustias y toda la violencia de atrás para emprender un nuevo camino donde la armonía les pueda rodear.
- Vienen todos encadenados, de las manos y de los pies. Me da la sensación… que buenos no pueden ser. Y he oído decir que los traen, de un sitio muy oscuro, para darles la oportunidad de si se quieren redimir; pero a mí me da la sensación de que estos… ¡Puf!, mucho se tienen que lavar para luz poder sacar.
.- Pide ayuda al cielo. Pedid ayuda a nuestro Padre Celestial y a Cristo, nuestro Señor y Maestro, que Él a todos con su amor os acogerá. Pedidle humildemente que os lleve su Luz divina para que a vuestros corazones pueda iluminar, y que todos estos hermanos que en las oscuridades se encuentran, comprendan que son hijos del Padre Celestial.
- Veo que llegan unos hermanos. Su vestimenta… es de claridad. Como si tuvieran una antorcha y luz les pueda dar. ¡Espera!... ¡No sé yo si harán bien en quitarles las cadenas que tienen!... ¡Yo no me fiaría mucho!; pero me dicen que no me preocupe, que hay que darles una oportunidad, y me dicen, que les van a llevar a un sitio especial para poderlos depurar. Son muchos años, son muchos siglos los que encerrados han podido estar en unos calabozos que a nadie le gustaría ni siquiera poderse acercar. Se han vuelto casi animales, pero ahora, al quitarles esas argollas… parece que se miran entre ellos como diciendo: ¿Qué puede pasar?
¡Hasta lástima me da el verles!. Yo pido por caridad, que les ayuden a quitar su negrura, aunque a otro mundo se les puedan llevar, pero da lástima; ¡Qué habrán hecho tan mal para estar encerrados tantos siglos en esta oscuridad!...
Ya no me acuerdo ni del golpe, porque este daño no puede ser comparado con el dolor que esta pobre gente lleva a su alrededor, cuando miran con sus ojos de tristeza, que están olvidados de amor.
Yo pido hermanos, darles un poquito de amor, para que encuentren la luz que he podido encontrar yo.
Viene… viene un hermano, con una túnica blanca, y lleva como un cazo en sus manos; un cazo y una olla, y saca agua que les echa encima, pero no es agua, es luz… ¡Oh Señor!... ¡Luz!...¡Luz líquida!, y esa oscuridad…¡Se transforma en energía!... ¡Oh Señor… nunca había visto esto!...
Siento que me dicen: “Es una limpieza energética, para limpiar toda la negrura de todo el karma que han podido llevar en su evolución”.
Y qué grandiosidad, que en un momento, simplemente, la oscuridad, con un chorro de luz… se pueda limpiar. ¡Benditos seáis!