La Orgullosa Patita


Patita es muy hermosa como no hay otra igual, y esto la trae muy envarada. Cree que siempre se mantendrá así de hermosa y mira a sus vecinos por encima del hombro; les considera indignos de su atención, por eso, siempre que sale a pasear con sus mejores galas, levanta la barbilla y mira hacia adelante con gesto desdeñoso.
Esta tarde, Patita estrenó sombrero, vestido y bolso. No se puede negar que tiene un aire elegante y distinguido. Todos a su paso se deshacen en piropos y cumplidos pero ella ni siquiera les saluda. ¡Qué engreída y orgullosa camina por la calle principal del pueblo!
- ¡Bah!, son unos mentecatos, visten pobremente y no tienen ni mi hermosura, ni mi elegancia, ni mi distinción. Si creen que voy a dirigirles la palabra… ¡Van listos!
Esto es lo que piensa Patita para sus adentros con una mueca despreciativa. Tanto levanta la barbilla que no ve el terreno que pisa. ¡Sucedió lo inevitable! Patita se mete en un charco de agua… resbala y cae. Además de mancharse la vestimenta, se rompe una pata.
Todos sus amigos y vecinos se apresuran a visitarla sin acordarse de todas sus humillaciones. Se esmeran en limpiarla, consolarla y ayudarla, y desearle un pronto restablecimiento.
Patita comprende la inutilidad de su soberbia y reconoce sus errores. Pide perdón a todos sus visitantes y asegura diciendo:

- ¡Vosotros sí que sois elegantes y nobles amigos!