Bendiciones sean para el mundo
en estos momentos cruciales de transformación.
Bendiciones que desde los cielos a la tierra
bajan para su iluminación.
No es momento de resentimientos,
ni es momento de actitudes lastimeras,
que es el momento de con todo esfuerzo
buscar la luz de una nueva era.
Sentimientos profundos
que van en el corazón
y que se elevan a los cielos
para su emancipación.
Quieren abrir un camino por un rumbo nuevo,
distinto de lo que hasta ahora
en la tierra se encontró,
y quieren ser el señuelo
en el cual se ponga toda la atención.
Un mundo nuevo
donde la armonía reine en todo rincón,
donde ya no se busque ningún desconsuelo
arrastrado por la difamación.
Sino sólo sembrar y verter
enseñanzas de amor
que lleguen a los corazones de los hombres
para encontrar un mundo mejor.
Caminos que fueron liegos
de unos tiempos de atrás,
donde tanto dolor se vertió al mundo,
y tanto dolor se pudo cosechar.
Hora es de dejar atrás esos dolores,
de dejar atrás esas desarmonías
que podían al mundo y a la tierra torturar,
y buscar unas nuevas melodías
más bellas, más hermosas, de más calado espiritual.
¡Elevad vuestros corazones hermanos de la tierra!,
¡elevadlos hacia un mundo espiritual
que os abre sus puertas por completo
para que halléis la grandeza
de vuestra esencia verdadera, que es espiritual!
¡Que sois hijos de Dios Padre!
¡Que sois luceros de su infinito Amor!
y que habéis de encontrar
la armonía que va en vuestro propio corazón.
Sentid la armonía
en cada bello amanecer,
que sea la hermosa brisa
que inunde vuestra alma y la haga estremecer…
para sentir ese sentimiento profundo
de armonía y de paz
que llene por completo vuestro día
y os ayude en vuestro caminar.
¡Mirad que entre todos unidos
hemos de formar un nuevo mundo,
y es necesaria la participación
de cada uno de vosotros en vuestro actuar!
Que demostréis que sois hijos del Padre
y con vuestra propia armonía podéis caminar.
Nada hay imposible para el hombre,
porque es esencia vital del Padre Celestial,
sólo es querer ponerla en práctica
con esa voluntad férrea de hacer el bien nada más.
De ser un eslabón de la cadena infinita del amor divino,
que constantemente entregándose está
para hacer que todos encontremos nuestro camino
en esa vereda hermosa
donde las flores cantan cánticos de luz
de melodías maravillosas y de excelsa virtud.
Sumergíos en vosotros mismos
para encontrar esa armonía interior,
que sea el germen de una nueva vida en este mundo
para su progreso y evolución.
¡Adelante pues hermanos de la tierra,
sentid el aroma mayor
que se os vierte desde los cielos constantemente
para empujaros hacia un amanecer
hermoso y bello de divina purificación!