Estudiad mis Tablas

 

        “Ámame sobre todo cuanto existe, porque Yo soy Tu Dios

tú eres mi hijo por toda Eternidad”


Amar a Dios por encima de todos los seres, sin exclusividades, sin preferencias, porque todos los seres por igual han sido creados por Él. Reconocer a Dios en todo cuanto es vida. Vivir en una constante oración de gratitud hacia El Padre, comprendiendo que todo cuanto vivimos y sentimos, Él lo sabe, nos comprende, nos entrega constantemente Su Amor, que está en nuestro propio interior.

Amar a Dios es amar la belleza, la Verdad, la Sabiduría, el Amor, la Paz.

Demuéstralo amando lo bello, encontrando la esencia de Dios en todos los seres y en todas las cosas; en todas las situaciones busca la perfección; encuentra la belleza en todo; comprende que cada instante es una oportunidad de comprender a Dios y de colaborar en Su Obra. Todo lo que a ti llega es un don que Dios Padre te hace para engrandecer la Luz, el Amor, la Verdad; para enaltecer la vida y aumentar la claridad de todo espíritu. Dios te ha concedido la capacidad de ser un enviado suyo, una semilla de Su Ser. Demuestra tu amor hacia Él representando lo que realmente eres.


“No usarás mi nombre para falsedad alguna

porque Yo Soy la Verdad”


La Verdad resplandece en el alma inmortal. Aquella que todos llevamos en nuestro interior; aquella que nos habla a través de nuestra conciencia.

Antes de hablar, escuchemos esa voz interior que nos reafirmará en nuestra decisión de hablar o nos invitará prudentemente a guardar silencio.

No hables si lo que vas a decir no es verdad. No hables si, aun siendo verdad, lo que digas no aporta buenos pensamientos y hace crecer un dulce sentimiento en aquellos que te escuchen. Recuerda que no sólo te oyen los encarnados, sino todos los que te rodean en el espíritu. Y domina tu mente, porque la palabra no es sino la expresión de aquello que se fraguó en ella.

Escúchate atentamente; oye la voz de tu interior; examina tus pensamientos para que sean tan sólo un canto a la Verdad.

Escuchando lo que dice tu mente, te conocerás a ti mismo. Conociéndote a ti mismo, podrás tomar las medidas necesarias para erradicar de tu ser todo aquello que obstaculiza tu purificación.


“Me consagrarás un día a la semana y será

para descanso de tu cuerpo y alegría de tu espíritu”


En todos los actos de nuestra vida podemos hallar la presencia divina; así, el trabajo glorifica al Padre puesto que dando vitalidad a la mente y a la materia, lo hace con el objeto de proporcionarle el sustento necesario para la vida. Así como la materia necesita descansar, el espíritu necesita del silencio, de la quietud, para expansionarse y nutrirse también en el trabajo activo de la oración y la meditación profunda.

Descansa la materia y la mente del trabajo material y dedica ese tiempo a conseguir procurarte la alegría que vendrá de la oración y la meditación, que no es sino la unión con Dios.


“Darás a tus padres los dones de tu reverencia y de tu amor

todos los días de tu vida”


Aquellos que te dieron la vida, son tus propios hermanos. No sólo porque al igual que tú, son hijos de Dios, sino porque en la existencia que os corresponde vivir, los lazos de la materia os unen fuertemente. Dales gracias cada día de tu vida por haberte dado la posibilidad de tu propio progresar. Honra su memoria y tenles siempre un sitio de honor en tu corazón porque gracias al pacto que aceptaron acordar contigo en el espacio, tú estás en la Tierra, tienes una materia y estás inmerso en unas circunstancias, las necesarias para el despertar de tu espíritu a la conciencia de la Verdad.

Sabe aprovechar cada instante de la vida, cada oportunidad, cada señal que te llegue. Sabe apreciar todo lo que tus padres te han dado, tanto si es dichoso y bello como si es amargo o triste, porque todo es provechoso para el espíritu en su evolución. Y recuerda que tanto como tú esperas de ellos, ellos lo esperan de ti, pues el seno de la familia ha de ser un bello ensayo de la Ley de la Fraternidad Universal.


“No matarás a ningún semejante tuyo porque

Yo Soy el dueño de toda vida”

Respetar la vida del ser es amarle en cuerpo y alma. Igual que se puede cortar la vida de la materia en un acto de crueldad motivado por la ignorancia, así se puede segar la vida del espíritu, coartando su libertad, manipulando sus vuelos, maniatando sus esperanzas.

Ama la vida porque Dios es vida. Respeta a todos los seres, en todas sus circunstancias, porque todos ellos han de representar, vivir su propia escena en esta existencia. La vida tiene múltiples expresiones y no todas coincidirán con lo que tú puedes juzgar correcto, apropiado, acorde a la Ley de Dios. Mas Dios es Vida Eterna y en la Eternidad todo es bello, perfecto y acorde con lo único que eternamente Es.


“No cometerás adulterio ni acto alguno

que ofenda el pudor y la dignidad humana”


Respeta la vida en todas sus manifestaciones y vive en armonía con lo que tu propio cuerpo puede significar. Erradicando de ti mismo el egoísmo verás que nada te corresponde hacer mas que aceptar lo que Dios te ha entregado y enaltecer la vida y tu propia materia en un acto de sincero amor. Si es el amor el que reina en tu ser, jamás podrás exigir a tu hermano que se desvíe de la armonía que la naturaleza nos marca. Si es el amor el que sientes, tu entrega será silenciosa, como brisa que acaricie su rostro, como música que envuelve al alma en una dulce paz, como una mano amiga en el hombro de un cansado peregrino.

Sea siempre el amor fraterno el que reine por encima de lo que las circunstancias de la materia nos presenten.

Sea por siempre tu amor fundamentado en el respeto por la felicidad de todo ser. Mira bien tus actos y las consecuencias que de ellos se deriven, porque no será amor aquel que lastime a otro ser y no será sinceridad sino egoísmo, aquella entrega que traiga aflicción al alma.


No tomarás nada ajeno

sin la voluntad de su dueño”


Nada nos pertenece, pues todo nos lo dio Dios. Tu vida es suya, luego todo lo que gracias a ella puedes obtener, lo has de poner al servicio de Dios.

Toda circunstancia de la vida, si es vivida con amor, es una expresión de sabiduría y de entrega a Dios, luego vive así la vida y nada poseerás porque todo lo que tuvieras a Dios lo entregarás y cuanto menos poseyeras más rico te sentirás pues Dios Padre te colmará a raudales de todo lo necesario para tu existencia material.

Nada de lo que tuviera tu prójimo te ha de hacer sentir la necesidad de poseerlo puesto que no siendo suyo sino de Dios y siendo Dios el dador eterno de la vida y de todo lo necesario para vivirla con dignidad… ¿A quién sino a Dios has de encaminar tus peticiones?


“No levantarás calumnia ni falso testimonio

en contra de tus semejantes”


La multiplicidad de sentimientos que aguardan, escondidos quizá en nuestra mente, hacen a menudo pensar y emitir juicios referentes a nuestros hermanos. Pueden venir originados por nuestra inseguridad, por nuestras vanidades, por nuestro orgullo… dando como resultado un comentario subjetivo sobre un determinado ser o situación. ¿Es este inofensivo?

De nuevo, recapacitemos muy bien antes de emitir un juicio, antes incluso de pronunciar una sentencia, pues la Verdad es única y está formada por la verdad que cada ser encierra en su interior. ¿Acaso conoces tú la Verdad Única? ¿acaso conoces tú la verdad de cada ser? ¿acaso conoces tú, tu propia verdad?

Reflexiona, piensa, medita muy bien tus sentimientos y pensamientos cuando conciernen a ti mismo, ¡Cuánto más cuando implicas en ellos a tus propios hermanos! Y tras esta profunda reflexión, siempre optarás por guardar el más sincero, expresivo y respetuoso silencio.


“No desearás los bienes ajenos

ni pondrás tu deseo en nada que pertenezca a tu prójimo”


Ante la reflexión profunda de lo que somos y de por qué estamos en este mundo, se desvanece el deseo de poseer lo que a nosotros se nos ha sido negado. Ante la reflexión profunda de que precisamente aquello que no tenemos, es la expresión de todo lo que obstaculiza el progresar de nuestro espíritu, se desvanecen los deseos de abrazar esa quimera.

Busca pues en todo momento esa reflexión. Busca pues en todo evento esa explicación. Remóntate en un vuelo, el vuelo del águila que planea desde las cumbres, el vuelo del alma que vislumbró al Avatar y comprendió que no hay más deseo que el de no separarse de Él, jamás.


“No harás nunca, jamás a los demás,

aquello que no quieras que se haga contigo”


Conócete primero a ti mismo y cuando creas haber hallado la clave de tu felicidad, vive solamente para transmitirla. Como si fueras una esencia de delicado aroma; como si fueras una brisa suave en el rostro de la humanidad; como si fueras una flor de bellos colores, ofreciendo generosa su belleza sin par; como si fueras agua clara que corre alegremente del manantial.

Como alma excelsa que sintió la Divinidad, convirtiéndose en expresión viva de Su Voluntad.