La Vida es Comunicación
Claves Espirituales

 

         Vida es comunicación: emitir y recibir. Muchos de nosotros necesitamos las sacudidas del destino para poder cambiar de forma de pensar y salir de nuestro pequeño mundo de pensamientos. Frecuentemente esto ocurre, como ya se ha dicho, mediante golpes del destino.

 

           Ya hemos visto que no existe ninguna casualidad en todo el infinito, tanto en el mundo visible, la materia, como en lo invisible. En el mundo infinito todo está sometido a legitimidades. No enfermamos, pues, casualmente; no es casualidad que nos caiga una piedra en la cabeza, no es casualidad perder nuestros bienes ni tampoco el hacernos ricos, tampoco nacemos por casualidad en una familia pobre o rica, o en un país pobre o en ciudades prósperas. Detrás de todo lo que sucede hay una legitimidad, o bien de la Ley Eterna, o bien de la Ley de "siembra y cosecha". La Ley Eterna proviene de Dios mientras que la Ley de "siembra y cosecha", la Ley del "ego" o personal, proviene del comportamiento humano.

 

           En la Ley de "siembra y cosecha" cada ser humano ha grabado el mundo de su propio "yo", la ley personal. Lo que echamos en el campo de nuestra vida, en nuestra alma, es nuestra siembra.

 

           El hombre o el alma, en los planos de purificación, cosechará entonces también, según procesos legítimos, lo que ha sembrado. Alcanzamos solamente la Ley Eterna cuando desmontamos nuestro comportamiento humano que es contrario a la Ley Divina. Cuando borramos nuestras frecuencias humanas, nuestras emisoras, nos orientamos hacia las Leyes Divinas y vivimos según ellas.

 

        Según nuestros conceptos humanos, nuestra vida se desarrolla sólo en esta Tierra;  sin embargo,  el más allá, los mundos astrales, los planos de purificación y los mundos puros, la existencia pura,… están muy cerca de nosotros.

 

       Todo es energía.  Nosotros llevamos la esencia  de todas estas energías en nuestra alma.  Nos traspasan tanto los cielos -lo puro y noble- como el así llamado infierno -nuestro comportamiento y nuestros vicios-. El hombre es por tanto no solamente hombre, no sólo cuerpo físico; el ser humano está compuesto del Espíritu de Dios - el Ser "Incargable" -, del alma cargada y de la envoltura, el cuerpo. Todo este conjunto lo denominamos "hombre". El espíritu de Dios es lo Eterno, lo puro, la fuente de energía que mantiene al alma unida con el hombre y que actúa en todo lo que existe.

 

         En tanto que el Espíritu de Dios y el alma están activos en el hombre, el espíritu mantiene juntas las partes integrantes del cuerpo. Si el espíritu y el alma se separan del cuerpo y se produce así la llamada muerte, el cuerpo físico se va descomponiendo poco a poco y sus partes integrantes van a su destino, la tierra a la tierra y el agua al agua. El alma, sin embargo, se encamina a los ámbitos del más allá que ella se ha preparado siendo hombre, de acuerdo con su forma de pensar y vivir.

 

        Mediante la comunicación,  el alma encuentra el lugar de  permanencia que ella misma se ha creado.  La vida, tanto en la Tierra como en el más allá, consiste en comunicación.

 

       El hombre va componiendo mediante su mundo de sentimientos y pensamientos, también mediante sus palabras y actos, sus reacciones e inclinaciones, el ámbito de frecuencia con el que después entrará en comunicación. Esta banda de frecuencia es entonces el camino del alma hacia su ámbito de comunicación.

 

        Todas  las  formas  de vida,  incluidos  hombres  y  almas ,  se  comunican  entre  sí.  Cada  uno  está  en comunicación con las fuerzas que ha desarrollado o ha adquirido. El alma y el hombre luminosos están en comunicación con las fuerzas luminosas, es decir, elevadas, mientras que el alma oscura cargada y el hombre cargado lo están con las fuerzas inferiores contrarias. Por eso el alma, después de la muerte física, va al lugar hacia donde es atraída, hacia aquellas fuerzas y mundos con los que ya ha estado en comunicación.

 

         Así como en todo el Infinito no existe ninguna interrupción de la vida, tampoco hay ninguna interrupción en la comunicación. Todo lo que está en el alma se lo lleva al más allá, sea luz o sombra.

 

       Si los programas de vida del alma que estaban previstos para esta vida terrenal ya no pueden entrar en comunicación con el cuerpo físico, es decir, si se pierde la relación con la Tierra o el imán para la existencia terrestre del alma en el cuerpo ya no es efectivo, muere el hombre, pero el alma vive en el más allá con los programas que el hombre estableció anteriormente.

 

       La vida es comunicación. Desde el lugar hacia donde emitimos, recibiremos. El ser "incargable" en nuestra alma, el espíritu, está en comunicación con la Ley Eterna, Dios. Sin comunicación con la vida, Dios, no habría ninguna evolución, ningún desarrollo para el ser humano ni para los reinos de la Naturaleza. Cualquier forma y cosa, por pequeña que sea, emite y recibe según el nivel de su conciencia desarrollada.

 

      También los elementos más diminutos de nuestro cuerpo son conciencia. Cada célula de nuestro cuerpo tiene tres aspectos de conciencia que son: "la conciencia incargable o conciencia espiritual", "el nivel consciente" y "el nivel subconsciente". Cada órgano de nuestro cuerpo, todo lo que vemos y no vemos, es conciencia, y está en comunicación con todo lo demás.

 

         La comunicación, que es igual a evolución, está siendo poco a poco elevada por el Espíritu Divino. Puesta en evolución, se está llevando a cabo la reconducción de todo lo cargado a la Ley Eterna Divina, a la existencia eterna, al origen de nuestra vida verdadera.