La Fontana


  

Fuente umbría y candorosa

de un pequeño manantial

que en el fondo de un valle

podía el brotar.

 

Agua cristalina y pura

que siempre apagaba la sed

de todos los pajarillos

que a ella venían a beber.

 

Agua fresca y rumorosa

que, en su gorjeo cristalino,

daba su fruto divino

a la tierra candorosa,

nunca jamás hollada

mas que por la flor y la rosa.

 

Ese valle pequeño

tenía tanta armonía…

que siempre cautivaba

a todo el que lo veía.

 

Todo viajero cansado

en él se detenía,

pues… ¡su alma se llenaba

de gozo y de armonía!

 

¡Todas las cosas en ellos

se volvían reflexión…

preguntándose a sí mismos

si esto era un mundo de ilusión!

 

Y es que el camino de estos peregrinos

era tan duro, inhóspito y frío…

¡que nunca habían encontrado

una caricia en el camino!

 

Ahora que por ventura

este remanso de paz han encontrado,

quieren grabarlo en su mente

para que quede muy marcado.

 

Por muy duro, inhóspito y frío

que el camino vuelva a ser…

¡ya nunca será lo mismo,

pues llevan grabado dentro de sí mismo

ese remanso de paz,

y siempre que estén sedientos

el agua de su fuente encontrarán!

 

¡Ya nunca estarán solos

en el duro peregrinar,

pues la fuente de aguas vivas

siempre regándoles estará!

 

¡No pierdas viajero nunca

ese remanso de paz…

y no olvides, no olvides que el cielo

siempre regándote está!

 

La ”Fontana” es una Diosa

de la Madre Naturaleza,

que en sus aguas preciosas,

nos da su gentileza:

 

“¡Tanto os he amado…

que siempre os di el Ser,

y nada os ha faltado

en vuestro renacer!

Si destruíais el camino…

¡yo os volvía a hacer!”

 

“Como Madre grande y pura

en Mí os quiero mecer…

¡y quiero daros todo

en vuestro merecer!”

 

“Y si no lo merecierais

al Padre yo le puedo decir:

¡No les dejes de la mano

que todos son de Ti!”