Ayudando a los que fueron fumadores

  

- ¡Qué cansado estoy! Me cuesta el respirar. Me duele tanto el pecho que ya ni siquiera puedo hablar.

Somos un gran número de hermanos que aquí nos podemos encontrar, y nos han dicho que esperemos, porque había otros hermanos que nos podían el ayudar. Vamos andando y sin rumbo; nuestros cuerpos curvados pueden estar, porque nos duele el interior, de no poder respirar.

Nos sentimos como si estuviéramos encadenados, y ninguna cadena a nosotros nos puede el atar, y pensamos que quizá sean nuestras adicciones las que llevamos el encadenar. Tosemos y tosemos, y no paramos de terminar de toser, porque el aire nos falta dentro de nuestro ser.

Cuántas veces se piensa en el mundo el mal que se puede hacer, de llevarse un cigarrillo a la boca y saber que nos estamos suicidando, que nos estamos quitando la vida poco a poco…

Yo quizás lo puedo comprender de otra manera, pero hay aquí un gran número de hermanos que necesitan de saber, y nos han traído a este espacio para poder comprender, de cómo quitarnos esas ataduras.

.- Aquí estamos para ayudaros hermanos, aquí estamos para que emprendáis un nuevo camino, libres de esas ataduras; para que os liberéis de aquellos, llamémosles vicios, de cuando se está en la Tierra, y poder emprender un camino en total libertad; luego no temáis, porque estáis ayudados. Hay muchos seres que desde los cielos vienen a buscaros, porque como podéis ver, la muerte no existe, porque solamente es un paso hacia la nueva vida espiritual.

Vosotros ya habéis dejado esa vida como consecuencia de esos cigarros que comentas, porque efectivamente, poco a poco se va uno quitando la vida por esas ignorancias que se tienen en el mundo, pero siempre hay un perdón y piedad del Padre para todos sus hijos, y por eso es que en estos momentos venimos a buscaros, para que emprendáis un nuevo camino libres de esas cadenas que vosotros mismos os pusisteis y que es hora de que se puedan desatar.

- Estamos asustados, porque todos en el pecho llevamos un hueco vacío, y en las manos podemos tener nuestros pulmones, para que nos demos cuenta de qué hemos hecho con nuestro propio cuerpo. Pulmones… ¡Negros como el carbón!, y aún la respiración nos falta, como si estuviéramos pegados a nuestro interior todavía. Yo no sé si será un castigo de aquellos que nos quieren hacer ver lo que hemos hecho con nuestro cuerpo físico, pero ¡Era una gran satisfacción el poder dar unas caladas al cigarrillo… porque te sientes diferente!

.- Lo estáis viendo así para que comprendáis cuál ha sido vuestro error; para que comprendáis las consecuencias de vuestros hechos. Tenéis que pensar que cuando bajamos a este mundo, se nos da un cuerpo para que lo utilicemos bien, ¡Para que nos sirva para desarrollar toda la misión que venimos a realizar a la Tierra!, por lo cual, si nosotros maltratamos ese cuerpo, somos responsables de ello; somos responsables de los pasos que hemos dado, que no han sido conformes a la voluntad de nuestro Padre Celestial, porque has maltratado ese cuerpo que te ha dado para que hagas tu camino para tu progreso y evolución.

Es por eso que ahora estáis viendo las consecuencias de vuestros actos, y estáis viendo esos pulmones negros que han sido lo que habéis podido vosotros sembrar, pero ya es el momento, una vez aprendida la lección, de que deis un paso hacia adelante, de que pidáis perdón por esos errores que habéis cometido, de que dejéis atrás el pasado y pidáis ayuda al Padre para que comencéis un nuevo camino, libres ya de esas andaduras de atrás. Esos son vicios en los que se deja uno caer en la materia, pero con fuerza de voluntad se puede uno librar de ellos, y ahora es el momento de que lo hagáis, es el momento de que lo dejéis atrás.

Elevad vuestra mente al Padre y pedid perdón, perdón por ese mal uso de esa materia que os dio y que os dé nuevas oportunidades para vuestro progreso y evolución. Y veréis cómo se quedan atrás esos sufrimientos, y veréis cómo desaparecen esas imágenes que os causan dolor y tristeza para que se presenten otras más bellas y más hermosas donde la luz sea la que reine en vuestro corazón.

- ¡Sigue! ¡Es verdad lo que dices! Aquí han venido unos seres, unos seres de luz que alargan sus manos. Cual antorchas salen de sus dedos, y nos dicen con el pensamiento que pongamos los pulmones en sus manos.

¡Oh!... ¡Esto es increíble!... ¡Han cambiado los pulmones negros como el carbón, por pulmones de luz, radiantes!... ¡Nos los vuelven a poner en el pecho como si pusieran y quitaran los órganos sin ningún impedimento! ¡Qué transformación simplemente con ver su sonrisa en su rostro!, y nos dicen que no nos preocupemos, que simplemente por haber llegado hasta aquí, ha sido un trabajo importante, por la aceptación de sus palabras.

Hemos venido muchos de corrillo, ¡Muchos!, porque por desgracia, ¡Tanta gente puede fallecer por lo mismo!... Son interminables los que nos podemos juntar, pero al final, nos han hecho comprender que con la luz se cierra la oscuridad en la que estábamos. Y nos damos cuenta de que al colocarnos nuestros pulmones limpios con la luz, van desapareciendo las cadenas. Yo no sé si eran cadenas imaginarias, pero sí existían o creíamos poder tener.

.- Han purificado vuestros cuerpos espirituales hermanos queridos, y os han depurado para que emprendáis un nuevo camino a unas regiones de más altura, donde hay que regresar limpio y puro para comenzar un nuevo camino de progreso y evolución.

Vuestros cuerpos materiales quedaron en la Tierra, y el espíritu sigue, sigue en su vida progresando y caminando. Dar gracias pues hermanos, a esos hermanos de luz que han venido a limpiaros y a purificaros y os han dado esos pulmones de luz para que se unan al resto de vuestro cuerpo espiritual de luz. Y dar gracias, dar gracias al Padre para emprender ese nuevo camino hacia la luz.

- Gracias a vosotros, por habernos podido ayudar. Benditos seáis en vuestro trabajar.

.- Gracias al Padre siempre y a nuestro amado Maestro, que son los que cuidan de todos y nos ayudan en nuestro caminar. Que su luz os guíe para que no os falte jamás.