Acerca de los juicios

El camino del peregrino

 


 

               Las corazas del hombre se rompen al amar… ¡es todo tan sencillo!

 

 

            Humanidad doliente que  te escondes tras la apariencia, que huyes sin saber que lo que dejas es la esencia de tu ser.

 

            Humanidad que gimes por un mal querer y no sabes que tú misma no dejas correr al amor, no lo dejas fluir como una fuente que no se agotará jamás y que traspasaría todo tu ser en intensidad.

 

              ¡Oh, humanidad doliente! ¡Rompe la coraza ya!... y goza de lo que antes llamaste debilidad. Es el Amor, que te abrirá las puertas a la Verdad y te hará llorar…sí, de gozo infinito por poder gritar “Libertad”.

 

            Mirad con los ojos del alma y veréis a todo ser brillar pues en cada ser puso el Padre la semilla de su propio amar.

 

            Mirad más allá de las apariencias en las que se esconde la humanidad y sólo entonces seréis capaces de amar por amar.

 

             No juzguéis hermanos, no juzguéis jamás, pues todo es un aprendizaje para a Mí llegar.   Dejad que cada uno lleve su paso cuando va caminando en su verdad pues, más tarde o más temprano, descubrirá la realidad.

 

            Vosotros construyendo siempre puentes de puro amor para facilitar el camino de todo peregrino que en este mundo busca su progreso y evolución.