Acerca de la transformación interna.

   Tú eres el templo del Uno.

 

El camino del peregrino

 


 

            Si queremos transformar el mundo tenemos que transformarnos a nosotros mismos. Mientras tan sólo hablemos de la transformación sin cambiar nosotros mismos, solamente crearemos más cargas en este mundo que también cargarán sobre nosotros mismos.

 

Si sólo hablamos de la paz que ha de venir a este mundo sin tener paz nosotros mismos, contribuimos a que falte más la paz  porque nuestra falta de paz se transmite a su vez a otros, contagiándoles.

 

Si hablamos de la luz de Cristo y a nosotros mismos nos sigue faltando la luz, estamos escarneciendo a Cristo y contribuyendo a que nuestro prójimo piense, hable y viva de forma parecida a la nuestra: falto de luz.

 

Si hablamos de que en el mundo debería practicarse la misericordia y el amor a nuestro prójimo, faltándonos a nosotros mismos la misericordia y la paz, estamos contribuyendo a que en este mundo falten más misericordia y amor. De este modo, nos   cargamos a nosotros mismos.

 

            Si queremos cambiar el mundo para bien tenemos que volvernos bondadosos. Mientras no nos respetemos a nosotros mismos, tampoco tendremos presente a Dios en nosotros.

 

            Mientras aspiremos a templos externos no habremos encontrado el camino a nosotros mismos como templos de Dios. Por lo tanto, comprende que tú eres el templo del Uno que habita en ti.

 

            Ten presente la siguiente frase de la verdad y vive según ella. Esta habita en ti pues tú eres el templo del Uno que habita en ti.

 

“No permitas ningún pensamiento humano egoísta. Toda tu forma de sentir, pensar, hablar y obrar, elévala a Dios”.