Somos las llamas del Mundo

  

Oigo sirenas. Quizás nos vengan a buscar. Nos son tan familiares…

Aquí estamos en el esperar. Sabíamos que algún día vendrían a por nosotros, como nosotros lo hemos hecho muchas veces más. Cuando sonaban las sirenas… algo debía de pasar.

Me llamo Guillermo, y soy el portavoz de este grupo de bomberos que están a mi alrededor, y nos hemos ido juntando de uno en uno, o de varios a la vez, pero parados quedamos en el intento de lo que se pudo hacer.

Vamos con la fortaleza y el amor allá donde nos puedan llamar, y allí nuestro corazón se abre a todo aquel que nuestro amor le podamos entregar.

Somos las llamas del mundo, así nos pueden llamar, porque las llamas nos envuelven continuamente en nuestro laborar. Somos un conjunto de hermanos que no estamos mucho tiempo aquí en el esperar, pero nos han dicho que esperemos, porque algún día unos hermanos vendrán en nuestro buscar.

Ni si quiera tiempo nos dio de podernos despojar de nuestras vestiduras, y aquí andamos tranquilos y expectantes a toda esa andadura. De vez en cuando, como si una luminaria fuera, nos ponen una visión, que es enseñarnos el valor que hemos tenido en cada misión.

Vamos siempre con ayuda de muchos seres en todo momento en el acompañar, porque los que nos custodian vienen con nosotros en nuestro trabajar. A veces por unas circunstancias o por otras, pueden tener un desliz, pero cuando nos enseñan las vicisitudes de los acontecimientos… ¡Damos gracias por el servir! Es la gloria de muchos, ¡De todos aquellos que somos igual, para ayudar a las gentes en todo impedimento que les pueda llegar! ¡Y allí vamos con valentía, con pundonor, sonrientes, porque sabemos que es nuestra misión!, sin pensar si hay peligro o no hay peligro, ¡Qué más da!, es un trabajo adherido a nuestro sentimiento y a nuestro pensar.

Son los valores del humano los que a uno grande le pueden hacer, de sentir y servir a todo aquel que sea de merecer. Sea grande o pequeño, animal, ¡Qué más da! ¡Si esa es la misión de nuestro trabajo y la tenemos que desempeñar!

Este es un conjunto de unión en los que se van uniendo de vez en cuando, pero mucho no hemos de tardar, porque vienen enseguida a recogernos con esa luminaria, con esa llama celestial, que aunque parecen oleadas de fuego… ¡Son oleadas de claridad las que vienen alargándonos la mano para nosotros poderla agarrar! Y nos esperan sonrientes, ¡Y haciéndonos un paso de honor!, y cargados con nuestro casco en la mano, vamos con la cabeza bien alta, por el sendero del amor.

Es un homenaje a todos los que aquí pueden llegar, porque de una manera o de otra, todos hemos oído en el silencio su llamar.

Gracias por mantenernos en esta aureola de amor, que nos envolvéis con vuestro amar, porque somos recogidos de inmediato y de inmediato nos lleváis al amar. Y son nuestros propios camiones, donde ahí diariamente subimos a trabajar, donde nos esperan esas luminarias que nos llevan al amar por amar. Y nos dan la bienvenida, con gran amor, porque agradecen nuestra constancia, nuestro valor. Y todos sonrientes, nos unimos en este avanzar, subiéndonos en los camiones para ir en una marcha, y en esa marcha se oirán… las bocinas, para al mundo demostrar que sólo suenan las auroras de los bomberos en andar.

Nos reciben con clamores, y nosotros a la vez con clamores les devolvemos el amar, porque es una nostalgia llevada de donde hemos estado y a donde iremos a parar.

Gracias damos a todos porque vuestra luz nos puede iluminar, y esa luz se percibe con un amor en intensidad.

Sois salvadores de almas como nosotros en algún momento hemos podido hacer. Todos juntos, en contorno, vayamos juntos a donde el Padre nos quiera llevar. Marchemos todos hermanos, en este guiar. Subamos a los camiones y daremos marcha en el caminar.

A todos los bomberos de esta humanidad… ¡Benditos seáis todos, hermanos, porque es grande vuestro laborar!