Jesús, Hoy y Siempre

  

        Jesús nunca dejó de existir; está vivo y activo en nuestras vidas. Vosotros, hermanos que os resignáis y queréis encontrar la verdad de Cristo, la encontraréis; vosotros tenéis mucho que deciros a vosotros mismos. Esta sociedad necesita una liberación, debéis liberaos de los miedos que atenazan a la humanidad, empezando por el miedo al más allá y sobre todo a la muerte. Pero si iniciáis este camino de búsqueda, de superación y perfección, necesitáis valor, necesitáis ser valientes.


          Si eres un ser humano que busca la Verdad, la Justicia, la Eternidad, la propia superación… busca a Jesús, nuestro Divino Maestro de hoy y de siempre, al que enalteció y alentó la lucha, con el Amor como única arma y única bandera. Busca al verdadero Maestro, Pastor, labrador, pescador; el verdadero Maestro que caminó codo a codo con los pobres, los sufrientes, los oprimidos, los difíciles de tratar y gobernar, trasformando a los seres humanos de cobardes a valientes, de la violencia a la paz, del odio al amor. Si eres un ser humano valiente busca a Jesús, busca sus lecciones, ¡Búscale y contáctate con Él a través de sus propios ejemplos! Nada quiso para Él, todo lo entregaba. El pan lo daba al hambriento, el agua daba al sediento. En todos los sentidos que queramos mirarlo: en perdonar, en devolver bien por mal. El odio lo hacía desaparecer con la única arma: ¡EL AMOR!.


      Descubre tú mismo al joven Maestro Jesús, que dominaba los acontecimientos con su fuerza interior. Irradiaba alegría, convertía la tristeza en gozo, amaba sin medida. Hermanos, quedaros con lo más grande de Jesús: ¡Con su espíritu vivo en ti!, y como un himno de triunfo, sin miedo, sin ningún miedo, ¡Sal a la luz, al mundo, apropiándote de sus enseñanzas, de sus acciones y palabras porque Jesús, con sus enseñanzas, con toda su vida, está hoy en el centro del mundo llamando a los de oriente y occidente para desterrar todos los miedos que padece la humanidad y para decirnos: “La Paz os dejo, la Paz os doy”. 

   

     ¡No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo!

     ¡Camina y sigue a Jesús!,

     ¡Sigue sus pisadas y en ellas encontrarás el fundamento de tu misión!

     ¡Perdona lo que Jesús perdonó!,

     ¡No pactes con lo que Él nunca pactó!, aunque te parezca ventajoso.

     ¡Bendice lo que Él bendijo!, aunque sea una oveja perdida…

     y no maldigas ni desprecies lo que Él no maldijo.

     Vuelve la otra mejilla al agresor pero no calles, y defiende tu derecho con Amor, como hizo Él.

     ¡Insiste en lo que Él insistió!

     ¡Ensalza lo que Él ensalzó!

     ¡No te quedes atrás!... ¡Ama como Él amó!


     Jesús nos da fuerzas para vencer con amor, dominando la violencia con fe.

     De Jesús nos queda sobre todo lo más grande: ¡su Espíritu vivo!